Un vidrio templado se obtiene calentando y enfriando velozmente un vidrio común y se caracteriza por su seguridad y por su resistencia estructural. Es cuatro a cinco veces más resistente al impacto, la flexión y al choque térmico que el vidrio común y en caso de rotura, lo hace en forma de pequeños fragmentos con aristas sin filo. Este es el motivo por el que se considera al vidrio templado como un vidrio de seguridad.
Quizás su única limitación es, que una vez procesado, no puede ser cortado ni agujereado, pues se produciría su fragmentación.
Debido al notable desarrollo del diseño asistido por computadora y la evolución de los hornos de templado y el perfeccionamiento de los sistemas de calidad en la producción industrial, hoy se pueden diseñar y construir, con altos niveles de seguridad, fachadas vidriadas de gran porte y espectacularidad que no podrían ser realizadas con ningún otro tipo de vidrio.
Mientras exista la búsqueda y el deseo de transparencia y la seguridad en los edificios, el cristal templado tiene presente y futuro con posibilidades inagotables.
Una legislación en materia de uso seguro del vidrio, la ilimitada capacidad de diseño de los arquitectos y la habilidad técnica de nuestros vidrieros, más el notable avance de nuestra industria sectorial, son las claves para el desarrollo del vidrio templado en nuestro país.